miércoles, 13 de julio de 2011

PADUA: BELLEZA SOBRIA EN EL NORTE DE ITALIA

Padua

Situada a tan sólo 38 kilómetros de Venecia, Padua es un ejemplo más en Italia de lo que es arte en las calles. Serenidad y sobriedad, belleza y tranquilidad, son las sensaciones que desprende esta ciudad, la tierra de San Antonio, en donde se halla la célebre Basílica de San Antonio, a la que tantos peregrinos acuden para solicitar o agradecer los favores del Santo.

Por carretera, sólo tenemos que acceder a la autopista A-4 que conecta Venecia con Milán, pero probablemente, el modo más sencillo, barato y tranquilo de hacerlo sea yendo en tren desde Venecia, pues los accesos ferroviarios son excelentes y a cada hora.

Cuenta la leyenda  que a Padua la fundó el príncipe troyano Antenor después de ir por el Isonzo, el río subterráneo que desemboca en el mar Adriático por siete grandes fisuras de la montaña. La tumba de este príncipe troyano está a la vista de todos, en un sarcófago que se encuentra frente al palacio gótico de los Romanin.

Padua es una ciudad rica en Historia. Fue corte de la familia Carrara. En su Universidad impartieron cátedra Galileo y Petrarca y además, el más importante trabajo de Giotto se encuentra en la capilla de los Scrovegni en esta ciudad.

Pero hagamos mejor un recorrido por la ciudad, partiendo de la estación, porque la ciudad en sí, todo su casco histórico, es fácil y manejable de recorrer. Muy cerca de la estación se encuentra la capilla de los Scrovegni, del año 1303. En ella destacan los frescos de Giotto, su obra maestra, su mayor obra, en los que describe la vida de Jesús. En esta auténtica maravilla pictórica disfrutaremos com el panel sobre la “expulsión de los Moriscos“, o la “Natividad” o su famoso “Juicio Final” pintado sobre la pared oeste de la capilla. Es una visita ineludible en la ciudad, porque extasía contemplar semejante concetración de arte en un lugar cerrado. Es un placer para la vista del que se puede disfrutar cada día desde las 9 a las 19 h.

Avanzando por la vía VIII Febbraio, nos encontraremos un arco que nos adentrará en todo el núcleo artístico principal de Padua, pues una vez cruzado desembocamos en la Piazza delle Erbe. En ella podemos disfrutar del Palazzo della Ragione, el tribunal de Justicia medieval, y frente a ella, pegado al edificio, la logia del siglo XV, que se construyó en el siglo XIII. Subid porque desde allí podréis obtener buenas fotos del mercado que se sitúa cada día en esta plaza.

Continuando recto desembocamos en lo que es la Piazza del Duomo. Personalmente, la verdad es que para quien viene de ver el Duomo de Florencia o el de Milá, éste de Padua le dejará un poco perplejo cuando menos, pero lo cierto es que el Baptisterio alberga el mayor ciclo de frescos medievales de toda Italia, pintados por Giusto de Menaboi en el año 1378.

Saliendo de la Piazza del Duomo, podemos entrar por un precioso arco que hay en el lateral de la plaza e introducirnos por pequeñas callejas que nos sacarán, bajo el Palazzo del Capitanio, famoso por su reloj astronómico del año 1344, a la Piazza del Signori, rodeada de arcadas en los que hay restaurantes, pequeñas tiendas gastronómicas y bares donde disfrutar de un buen tentempié. Un poco más adelante, llegamos a la Piazza della Fruta. Su nombre lo dice todo. En ella se instala cada día un precioso y sencillo de mercado de frutas por el que da gusto pasear.

La última visita en Padua debe ser, obligatoriamente, a la Basílica de San Antonio. Cuando callejeas hasta llegar a ella, nada te hace esperar la maravilla que te vas a encontrar. Sencillamente inmensa, pero inmensamente sencilla y exótica, con sus cúpulas bizantinas y sus muchas agujas que apuntan al cielo con fiereza. Comenzada en el año 1232 para guardar los restos de San Antonio, y de origen bizantino, tiene una cúpula cónica que se yergue alta sobre otras siete cúpulas redondeadas. Dentro el altar mayor tiene relieves de Donatello significando los milagros del Santo. En un lateral de la iglesia la tumba de San Antonio sorprende por los cientos o miles de ofrenda que tiene a su alrededor, muestra del fervor que sienten por él. Las paredes de su alrededor son de un blanco que daña los ojos y sus relieves fueron esculpidos por grandes artistas del renacimiento italiano.
Basílica de San Antonio 

Podríamos hablar de otras visitas célebres, como la casa de Petrarca, o el jardín botánico, uno de los más antigüos de Europa, pero nada puede igualar ya las muchas sensaciones que hemos podido recibir de este breve paseo por la ciudad, ni de sus muestras de Historia y Arte.

Padua es un remanso de sobriedad, sin la sutil belleza de Verona o la soberana nostalgia de venecia, pero con un don muy especial de saber sacar de dentro una tranquilidad y un respeto que parece difundirse desde las mismas entrañas de la Basilica de San Antonio.

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