sábado, 13 de agosto de 2011

VICENZA O EL SUEÑO DE ANDREA PALLADIO


Una ciudad es un mundo que no cabe una imagen. Aún observada desde lo alto, es algo más que el lugar que ocupa, su forma o el más preciso de los mapas que intenta definirla. Cuando conocemos una ciudad por primera vez, al principio es sólo una colección de imágenes y sensaciones dispersas. Al final del día, cada visitante habrá hecho su propia imagen mental de la ciudad.

Por años había elaborado mi imagen mental de Vicenza a la distancia, a fuerza de fotos, mapas, fantasía y libros. Vicenza, ubicada en el noroeste de Italia, es “la ciudad de Palladio, el glorioso arquitecto padovano. Aquel cuyo amor por la cultura clásica lo llevó a hacer florecer en la región del Véneto un ramillete de obras arquitectónicas inspiradas en la pureza de formas de la Grecia y Roma antiguas. Por eso la UNESCO le ha otorgado a Vicenza el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Bastaron dos minutos de recorrida por la ciudad para que mi imagen primera se esfumara por completo. Coronando la Piazza dei Signori, la Basílica Palladiana responde por sí misma a quien se pregunte porqué Andrea Palladio es uno de los más grandes arquitectos de todos los tiempos. Invade a la imponente construcción de la Basílica un aire de trascendencia y espiritualidad, aunque no se trate de un edificio religioso. Su ritmo orgánico de columnas, luces y sombras estremece el espíritu por su pureza. Otras maravillas palladianas dispersas por la ciudad son la eterna Loggia del Capitaniato, el Pallazo Chiericati, con su fachada de columnas coronada por una línea de estatuas alegóricas y los elegantes Palazzo Valmanara, Palazzo Barbarazo y el muy noble Palazzo Porto-Breganze. Continué caminando embelesada por la ciudad con la mirada siempre en alto, me acompañaban dos amigas romanas. Llegado el momento, me anunciaron que habíamos llegado a la Piazza Matteotti y que era el momento de conocer el Teatro Olímpico, obra cumbre del Palladio.
Antes de acceder al recinto del teatro propiamente dicho (una medialuna de gradas de madera, un proscenio rectangular coronado por un Arco del Triunfo y la escenografía de una ciudad que se asoma por los espacios vacíos del arco) es necesario pasar por un largo pasillo en donde se han montado paneles de exposición sobre la obra de Palladio.

Al final del pasillo, una puerta se abre a la maravilla. Quisieron regalarme una emoción inolvidable, por eso una de mis amigas me tapó los ojos y me guió con cautela hasta el punto central de la medialuna de gradas. Respiré hondo y cuando abrí los ojos se cortó mi respiración al presentarse frente a mis ojos la siguiente imagen:


El Teatro Olímpico de Palladio sorprende, engaña, emociona, como el teatro mismo. A través de un ingenioso artificio de ilusionismo prospéctico y una estratégica disposición de los elementos arquitectónicos, decorativos y escultóricos, consigue hacernos borrar todas las referencias reales del espacio de la sala en donde nos hallamos. Tuve la sensación imborrable de estar en un teatro romano al aire libre recién inaugurado. Reconstruí mentalmente todas las ruinas de los teatros romanos que había visto en Italia, Francia y España.

 
El Teatro Olímpico data de 1580, las obras se finalizaron en 1584. Es considerado el primer teatro en poseer techo. Palladio visitó y estudió minuciosamente las ruinas de los teatros romanos de Italia, los cuales causaron gran admiración en el joven arquitecto. Además de estas impresiones in situ, el gran arquitecto se inspiró en los tratados de Vitruvio, compendio de las reglas de la arquitectura clásica.

Fue realizado por encargo de la Academia Olímpica, sociedad que tenía como objeto promover el culto por la cultura clásica, en especial la literatura. El mismo Andrea Palladio era miembro de la Academia. El Teatro debía ser la piedra angular de la recuperación del esplendor de las tragedias y comedias griegas.

 
El escenario está coronado por un magnífico Arco del Triunfo, tributo a la gloria de la ciudad Vicenza, cuyo escudo domina el arco. Detrás de la abertura central se abre una de las siete vías de la mítica Tebas. Los doce metros reales de esta calle desafían a los más atentos observadores a negar que se extiende hasta el infinito.
Completan las aberturas del arco dos vías en diagonal, flanqueadas por palacios de inspiración palladiana. Esta pequeña ciudad, obra de Vincenzo Scamozzi, se halla íntegramente realizada en madera y yeso. La elección de estos materiales se explica por el carácter temporal de este decorado, destinado a la inauguración del Teatro Olímpico con la obra Edipo Rey de Sófocles. Milagrosamente ha sobrevivido hasta nuestros días, guerras de por medio. La cavea, medialuna de gradas, es rematada por una columnata con estatuas entre las que se cuelan los rayos del día, dando vida al cielo ficticio del techo que cierra el conjunto.

 

Andrea Palladio nunca pudo ver terminada su obra cumbre. Intuyó con acierto que, por su estructura, todos los espectadores tendrían una perspectiva única y coherente del decorado. También, logró con creces su cometido de transmitir a las próximas generaciones un atisbo del esplendor de la cultura clásica.

Visitar el Teatro Olímpico de Palladio nos invita a un juego de ilusiones y apariencias y a una reflexión sobre el misterio del teatro, aquel espacio en donde lo noble, lo trágico y lo cómico de la vida se recrea y expone con la intención de emocionar, hacer reflexionar, cambiar definitivamente a aquel que ha ingresado.

Obras de Andrea Palladio en Vicenza:

Basílica Palladiana: ImágenesInformación
Teatro Olímpico: ImágenesInformación
Palazzo Valmanara Braga Rosa: ImágenesInformación
Palazzo da Schio: ImágenesInformación
Palazzo Barbarano: ImágenesInformación
Palazzo Porto: ImágenesInformación
Pallazzo Chiericati: ImágenesInformación
Loggia del Capitaniato: Imágenes
Datos de Contacto del Teatro Olímpico
Piazza Matteotti, Vicenza
Contrà San Pietro 67, 36100 – Vicenza
Cell: 347.4925005 – Fax: 0444.302425
info@olimpico.vicenza.it
Web Oficial del Teatro Olímpico
Reseñas de la obra e información sobre las Semanas Musicales en el Teatro Olímpico.
Sobre Andrea Palladio


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